martes, 25 de diciembre de 2012

La posada de los momentos

¿A dónde se van los momentos? Pasan y se desaparecen. Emigran a otras personas para que tengamos las mismas experiencias. Juegan a las escondidas mientras contamos del uno al cien pegados a la pared. Se esfuman para que nadie sepa de ellos. 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Prisioneros

Pobre de aquél sumido a los mandatos. Del que obedece y baja la frente o del que se revela y paga consecuencias. Pobre de todos. Libertad proclaman aquellos que abonan sus raíces a una sola tierra para quedar plasmados, irónico -cuando sus risas ya están divorciadas de la vida y por cortesía alegan un pacto de bien. Así ronda el sarcasmo en algún jardín interior o en yacimientos de cemento decorados con ornamentos verdes. ¿No querrán los árboles crecer en medio de un bosque a estar estacionarios en un lugar que no le corresponde? Plazas, urbanizaciones, edificios… vaya cárceles sin candados.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Palabras para Sebastián


Es pronto para entender este sentimiento. Para expresarlo. Para compartirlo. Para comprender las razones por las que ese trozo de vida me tiene así. No contaba con él.


jueves, 25 de octubre de 2012

Agua para las plantas. Colegas para las personas.


Las pasadas semanas he puesto en perspectiva la importancia de cuidar la salud social. Vivir en el área metropolitana de Puerto Rico ha cambiado ese cerco social, familiar y hasta laboral en el que antes me agasajaba. Nada es igual, aunque me abstenga a retener los 5 años que me han transformado en la ciudad. Precisamente es así como

viernes, 7 de septiembre de 2012

Jeringoza




Que le prendan el radio, suban el volumen y a cantar aunque no sepa el significado de lo que tararea. Al fin y al cabo, terminará refugiándose con que pertenece a una Isla donde se tiene la música por dentro. Pero y eso qué si música es música, aquí o allá. Entonces tendría que cantar a lengua perfecta la que suena en su mismo idioma pero ni lo intentan ni

jueves, 16 de agosto de 2012

Va por mis amigos

Por eso de mantener la costumbre, la que lamentablemente ya se había perdido, he decidido poner un alto en mis cosas y llamar a aquella vieja amiga con la que a menudo compartía historias. Luego del efusivo y protocolar saludo comienzan los silencios y los repetitivos “¿Y qué?” o “¿Qué te cuentas?” como forma de