Desde que entré
en esto del periodismo, donde parece más importante el protagonismo que
el protagonista no he hecho otra cosa que pensar en si hice bien o mal. No
es que dude de mi carrera, la cual como buen masoquista ha llegado al nivel de
maestría (y vale la pena mencionar para que puedan entender el resto de este
texto), si no que pongo en duda la calidad del trabajo que se está llevando a
los medios.
Una vez, un
viejo amigo me comentó, “cualquiera puede ser periodista”, mientras
alardeaba de sus estudios humanísticos, lingüísticos, científicos o de ingeniería, agronomía, química, biología y sabrá Dios que otra rama en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPRM), RUM o Colegio, como consideres que se siente más prestigioso llamarlo. No era para menos que un estudiante de este recinto quisiera sobresaltar las virtudes de su universidad, pues es uso y costumbre que se llenen la boca del conmemorativo slogan que no fomenta la educación mas sí el desdén: Antes, ahora y siempre.
alardeaba de sus estudios humanísticos, lingüísticos, científicos o de ingeniería, agronomía, química, biología y sabrá Dios que otra rama en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPRM), RUM o Colegio, como consideres que se siente más prestigioso llamarlo. No era para menos que un estudiante de este recinto quisiera sobresaltar las virtudes de su universidad, pues es uso y costumbre que se llenen la boca del conmemorativo slogan que no fomenta la educación mas sí el desdén: Antes, ahora y siempre.
Osea, la misma
prepotencia con la que este individuo me quería hacer pensar que estaba botando
mi dinero en una educación para que si tengo suerte o una pala,
pala.
(Del verbo alcahuete).
consiga el mismo
trabajo que María Rodríguez o Roberto "Tito" Pérez. No se
equivocaba, pero que mucho me enfadó. Hoy día yo combino mi bachillerato
doblando toallas en una tienda por departamento con otro trabajo sentado frente a un monitor mientras contesto decenas de llamadas telefónicas por minuto. También mendigo cualquier labor freelance dentro del periodismo, mientras él (aquél viejo amigo) ya trabaja para uno de los periódicos de la Isla y lo más lejos que había llegado
a una escritura había sido un ensayo de clases. Demás está decir que su reportaje más importante fue contarle al
vecino la historia de cuernos que tiene la amiga del otro vecino con el amigo
de su tío.
La culpa no es
de la Academia ni mucho menos de los medios. La culpa es de los ya periodistas
que se dejan desplazar con la excusa de que el es mi amigo le voy a conseguir
trabajo conmigo. La culpa la tienen también los consumidores que les basta un personaje con
cuatro datos mal escritos y una cara bonita para creerle el cuento que le "informan". Es así como llegan los faranduleros, los chismosos, los que buscan
ser protagonistas y los desempleados pero vagos a este medio. Y no está mal que
quieran ayudar. Lo que está mal es que le estorben al que se educó y tuvo que
soportar las humillantes críticas de sus profesores cuando le decían “Jesus Christ Super Star” al ver un
gazapo en nuestra tareas o que 'sobrevivió' a duras penas al buen fenómeno de la Academia.
La cosa se
empeora cuando le dan el preciado carnet que los vuelve superior a cualquier
ciudadano. "PRENSA"… hasta suena intimidante. Pero como peinar y maquillar no te
hace estilista, tener una cámara no te hace fotógrafo, dar panadol al que tiene
dolor de cabeza no te hace médico y sentarte frente a una computadora no te hace
secretaria, tener un carnet no te hace periodista.
Que tu nombre
aparezca en la autoría de las chabacanerías que publican muchos periódicos no
te hace periodista. Contar la vida privada de los otros no te hace periodista y
lo último y más moderno, tener un blog o red social donde publiques los minuto
a minuto que acontecen, no te alcanza a la altura de esta profesión la cual muchos quieren convertir en un oficio. Sí, la misma a la que le he dedicado días y noches para que ahora vengan a decirme que he buscado el peor trabajo del 2013.
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